viernes, 25 de noviembre de 2011

biografia de asesinos seriales

. En 1916, en un pequeño pueblo Hungría llamado Czinkota fueron hallados alrededor de treinta cadáveres de mujeres en la casa de un misterioso hombre llamado Bela Kiss.
Bela había llegado a Czinkota con su joven esposa (quince años mas joven que él) María, quién pronto ganó el favor de sus vecinos por su carácter amable y atento.

Kiss tenía dinero, de modo que cuando llegó al pueblo alquiló una casa y empleó a dos criados que pasaban la noche en sus propios hogares por deseo expreso del húngaro. Ambos hombres hablaban maravillas de su atención pero coincidían en que tenía gustos raros y era poco comunicativo. En general, la gente del pueblo le tenia por un hombre respetable y educado.
El húngaro solía viajar a menudo para atender diversos negocios, pasaba largas temporadas fuera de casa, los habitantes del pueblo se percataron de que durante aquellas ausencias María se veía en la casa con un joven artista llamado Paul Bihari (o Bikari según las fuentes).
Justo cuando aquellas gentes consideraron justo avisar de la infidelidad de Maria, Bela se encontró con la casa vacía y una carta de su esposa que le avisaba de su abandono. Los criados le encontraron llorando con la carta en la mano.
A partir de éste incidente, Bela despide a los criados y contrata a un ama de llaves.

Deprimido, pasa la mayor parte del tiempo en soledad, apartándose de la gente que le muestra su apoyo. Comienza a conocer mujeres a las que cita en su casa, prescindiendo del ama de llaves a menudo. Ésta observa que a cada cita acude una mujer diferente y se apena por su patrón, pues ninguna se queda a vivir con el; sin embargo, continúa teniendo esperanzas, pensando que en algún momento conocerá a la mujer definitiva.
Cierto día, Bela conversaba con el Condestable del pueblo, quien le comentó que quizás pronto entraran en guerra. Bela le invita a ver sus instalaciones en el sótano, que consistían en unos depósitos cilíndricos en los que había ahorrado gasolina (por su gran valor en caso de conflicto bélico). El oficial le felicita por su carácter previsor. Por aquel entonces, los periódicos publican las continuas desapariciones de mujeres; la policía sospecha de un tal Hoffman, el cual también acabó desapareciendo.
Con el estallido de la primera guerra europea Bela fue disminuyendo sus viajes y sus citas, y éstas fueron definitivamente ya imposibles cuando fue reclutado para luchar. Bela alegó no poder enrolarse porque sufría del corazón pero tras hacerle una revisión médica descubrieron que la enfermedad era falsa y lo reclutaron. Antes de partir, le confía la llave del sótano al Condestable, para que hiciera uso del combustible en caso de que él muriera.

Otra imagen del asesino.
Cinco meses después el pueblo recibe la triste noticia de que Bela Kiss había muerto en un hospital militar de Belgrado.

El Condestable hizo pública la generosa donación del húngaro y se dirigió a la casa de Kiss con algunos soldados. Ya en el sótano, dos soldados intentaron mover alguno de los bidones, pero desistieron objetando que dentro había algo sólido y que pesaba demasiado. Los hombres abrieron el bidón y gritaron al unísono al descubrir a una joven desnuda, estrangulada con una bufanda de seda y conservada en litros de alcohol. Haciendo acopio de valor abrieron el resto de los bidones y en cada uno de ellos descubrieron cuerpos jóvenes, desnudos y asesinados del mismo modo conservados en alcohol. Sólo un bidón contenía gasolina.
En los días siguientes, se hallaron 10 cuerpos más enterrados en el jardín y 12 en un bosque cercano. También aparecieron, en el sótano de la casa, los cuerpos de María y su amante, estrangulados.

Bidones donde se encontraron los cadaveres de las chicas asesinadas por Bela Kiss sumergidas en alcohol para conservarlas en perfecto estado.
En plena investigación, se confirma que el principal sospechoso de las desapariciones de mujeres, Hoffman, es en realidad Bela Kiss. Había mantenido correspondencia con más de 20 mujeres gracias a los anuncios matrimoniales de un periódico, los cuales le permitieron conocer la posición económica de las candidatas. Un día, llegó a Czinkota la noticia de que Bela Kiss no estaba muerto, sino que había desertado. Consiguió intercambiar su identidad con un joven soldado; la diferencia de edad entre ambos ayudó a identificar al joven, pues Bela tenía más de 40 años.
Se hizo una búsqueda que no fructificó y se escucharon muchos relatos acerca de dónde se le podía haber visto, pero fue un desertor de la Legión Extranjera francesa quien dio seguramente la pista más fiable: el hombre dijo que había conocido a un tipo que alardeaba de haber hecho una fortuna asesinando a mujeres ricas.

La policía ya le había echado el ojo pero antes de echarle el guante y capturarle, Bela, con un sexto sentido y sin sospechar que estaba en el punto de mira de la policía, volvió a huir. Durante los siguientes años corrieron rumores de haber sido visto en Budapest, Francia o Nueva York, finalmente se supuso que se había exiliado en algún lugar de Sudamérica donde su aspecto moreno le haría pasar desapercibido. En cualquier caso, no se supo más de él, desapareció por completo.


Este es el aspecto que tenía Joe Ball cuando cometió los asesinatos.
Frank Ball llegó a Elmendorf, un pequeño pueblo al sudeste de San Antonio, Texas, alrededor de 1885. A través de un préstamo del banco local abrió una fábrica para procesar algodón y la llegada del tren, pocos años después, hizo prosperar su negocio volviéndolo rico. Frank se casó con Elizabeth, y acrecentó su fortuna haciendo negocios de bienes raíces, eventualmente abrió una gran tienda en el pueblo.

La familia Ball crió en total ocho hijos, Joseph D. Ball, su segundo hijo, nació el 7 de enero de 1896. La niñez de Joe fue normal, pero era un niño de carácter retraído que disfrutaba más de la pesca y largas excursiones en solitario, que de actividades con otros chicos. Siendo ya un adolescente adquirió pasión por las pistolas y solía pasar largas horas practicando el tiro, se sabe que llegó a ser un tirador muy habilidoso.
En 1917, cuando los Estados Unidos declaran la guerra a Alemenia, Joe se enlista y es enviado al frente poco después. No existen registros sobre su desempeño durante la guerra, pero sobrevive y en 1919 es dado de baja honorablemente y regresa a Elmendorf.
A su regreso trabaja durante algún tiempo con su padre, pero al parecer, los dos años en las trincheras le hacen difícil adaptarse a la vida civil y renuncia. Habiendo aprendido algo de negocios, se da cuenta que La Prohibición ha dado lugar a una gran demanda de licor ilegal por lo que decide dedicarse al contrabando y, a pesar de los riesgos (mismos que parece disfrutar), se dedica a recorrer la región en su Ford modelo A vendiendo whisky.
A mediados de los años 20, Joe contrata a un joven afro-americano llamado Clifton Wheeler para que le ayude en el negocio, siendo un tipo inteligente y más bien taimado, pronto el queda encargado del trabajo sucio. Se ha dicho que Clifton temía a Joe, ya que cuando este se emborrachaba se entretenía haciéndolo bailar disparando a sus pies.
Al finalizar La Prohibición, el negocio de Joe se vino abajo, pero, aprovechando sus conocimientos en el negocio del licor decide abrir una cantina. Así es como, tras comprar un terreno a la orilla de la carretera a las afueras de Elmendorf, construye una taberna con dos habitaciones en la parte de atrás, la bautiza con el nombre de Sociable Inn. El lugar no es mas que una habitación grande con mesas y un piano en donde los parroquianos pueden beber y ocasionalmente disfrutar de una pelea de gallos.
Aun cuando el negocio parece ir bien, Joe siente que debe de contar con alguna atracción que haga llegar más clientes así que construye, en la parte trasera de la taberna, un pequeño lago artificial rodeado con una reja de tres metros de altura en donde pone cinco caimanes vivos, uno grande y cuatro más pequeños.

Taberna Sociable Inn, local donde se supone cometía sus crimenes.
El éxito es inmediato y sus nuevas mascotas atraen a muchos nuevos clientes. Los Sábados son especialmente concurridos ya que ese día Joe tiene un "show" especial que consiste en alimentar a los caimanes con algún mapache, perro, gato o cualquier otro animal vivo del que pueda echar mano.

Además de los caimanes, el éxito de la taberna está en que Joe siempre se las arregla para contratar chicas jóvenes y guapas para atender a los parroquianos. Ninguna de las chicas parece quedarse demasiado tiempo pero él siempre lo explica diciendo que son chicas que van de paso buscando la manera de hacer un poco de dinero rápidamente.

Minnie Gotthardt, "Big Minnie".
En 1934 Joe conoce a Minnie Gotthardt, una chica de 22 años de Seguin a quien apodan "Big Minnie". A pesar de que ella no agrada a la mayoría de sus clientes, Joe comienza una relación con ella y juntos atienden el Sociable Inn durante los siguientes tres años. Los problemas comienzan cuando Joe se enamora de una de sus meseras más jóvenes, Dolores "Buddy" Goodwin. La cosas se complicaron aun más en 1937 cuando entra a trabajar a la taberna Hazel "Schatzie" Brown, una guapa chica de 22 años que de inmediato comienza a recibir las atenciones de Joe. En el verano de 1937 el problema de Joe se soluciona parcialmente al salir de escena Big Minnie, según explica a amigos y familiares de la mujer, Minnie decide dejar el pueblo tras dar a luz a un bebé de color.
Algunos meses más tarde Joe se casa con Dolores a quién confía que no es verdad que Minnie huyera, según le cuenta, la verdad es que él la llevó a una playa cercana, le disparó en la cabeza y la enterró en la arena. Ella no le cree y el asunto no se vuelve a tratar entre ellos.

En enero de 1938 Dolores se ve envuelta en un accidente automovilístico que casi le cuesta la vida, como resultado le es amputado el brazo izquierdo. Rápidamente comienzan a correr rumores de que la verdad es que uno de los caimanes de Joe le había arrancado el brazo. Independientemente de cual haya sido la verdad, Dolores desapareció misteriosamente el siguiente abril y no demasiado tiempo después Hazel también.

Quizá las mujeres no fueran muy fieles a Joe ni él a ellas, pero ese no era el caso con sus caimanes. Según se cuenta, cuando un vecino reclamó a Joe por el fuerte olor a carne podrida del alimento de sus mascotas, Joe tomó una escopeta y le sugirió que no se metiera en asuntos que no eran de su competencia a menos que quisiera terminar como alimento él mismo. El vecino decidió cambiarse a otro pueblo.
El negocio de Joe parecía ir viento en popa no obstante la continua desaparición de sus ayudantes, pero a mediados de 1938 la familia de Minnie comenzó a hacer preguntas de nuevo al no poder localizarla a pesar de los esfuerzos de la oficina del Sheriff del condado de Bexar. Como Joe había sido su último amante y patrón conocido fue interrogado en varias ocasiones, sin embargo, sin evidencias de algún crimen, tuvieron que dejarlo en paz.
Algunos meses más tarde, los familiares de otra chica desaparecida, Julia Turner de 23 años, acudieron a la policía. Como Julia también había sido empleada de Joe nuevamente la policía lo interrogó, el les dijo que al parecer la chica había tenido algunos problemas locales y había decidido marcharse del pueblo.

Hazel "Schatzie" Brown.
Las investigaciones de la policía concluyeron que ella no había regresado al departamento que compartía con otra chica, su ropa y efectos personales aun estaban ahí, los investigadores regresaron a la taberna e interrogaron de nuevo a Joe. Esta vez el "recordó" que la chica estaba realmente desesperada y él le había prestado quinientos dólares ya que ella ni siquiera quería regresar a su departamento.

Durante los meses siguientes dos chicas más, empleadas de Joe, desaparecieron. Los ayudantes del sheriff interrogaron a Joe durante horas pero no lograron sacarlo de su posición inocente; las chicas habían dejado el pueblo, él no sabía nada más. Al no tener alguna prueba contra él, de nuevo tuvieron que dejarlo ir.

El 23 de septiembre de 1938 la suerte de Joe comenzó a decaer. Un viejo vecino de Joe declaró a la policía que lo había visto cortando pedazos de carne humana para alimentar a sus caimanes. Mientras la policía decidía que acción tomar, un méxico-americano pidió ayuda al alguacil de condado de Bexar, John Gray, sobre un barril "con olor a muerto" que Joe había dejado tras el granero de su hermana. A la mañana siguiente los alguaciles John Gray y John Klevenhagen fueron a investigar pero el barril había desaparecido. De nuevo decidieron visitar a Joe.

Poseía unos caimanes a los que se supone alimentaba con sus víctimas.
Cuando Gray y Klevenhagen llegaron al Sociable Inn informaron a Ball que lo iban a llevar a San Antonio para interrogarlo, Joe accedió y pidió permiso para cerrar apropiadamente el establecimiento, ellos accedieron. Joe tomó una cerveza y la dejó caer, se acercó a la caja registradora y oprimió la tecla "NO SALE" (Sin Venta), cuando el cajón de la registradora se abrió tomó de él un revolver colt calibre 45 y tras colocárselo contra el pecho jaló del gatillo ante la impotencia de los agentes. El disparo fue mortal. Alguaciles de toda la región convergieron en la taberna para la investigación, tras encontrar carne en estado de putrefacción en el lago de los caimanes y un hacha cubierta con sangre y pelo desarrollaron la teoría de que Joe descuartizaba a sus víctimas y alimentaba con ellas a sus mascotas.
Las investigaciones concluyeron que solamente Clifton Wheeler podría haber ayudado a Joe en estas espeluznantes tareas, así que Wheeler fue detenido y llevado a San Antonio para su interrogatorio.

Al principio Wheeler negó tener conocimiento alguno de las acciones de Joe, pero tras todo un día de preguntas finalmente aceptó colaborar. Explicó a los agentes que Hazel Brown, una de las chicas de Joe se había enamorado de otro hombre y estaba planeando irse para comenzar una nueva vida. La noticia y el que ella lo acusara de haber asesinado a Minnie hicieron que Joe perdiera los estribos y la matara. Para poder corroborar el hecho le pidieron que les mostrara en donde estaba enterrado el cuerpo.

Al día siguiente Wheeler los condujo a un sitio apartado, a unas tres millas de pueblo, cerca del río San Antonio. Ahí comenzó a cavar en un sitio en que la tierra estaba medio suelta y poco después descubrieron dos brazos, dos piernas y un torso en avanzado estado de putrefacción, cuando le preguntaron por la cabeza el señaló los restos de una hoguera. Entre las cenizas se encontraron una mandíbula, algunos dientes y pedazos de un cráneo humano.
Wheeler les contó que una noche, tras haber estado bebiendo copiosamente, Joe le había ordenado traer algunas cobijas y una lata de alcohol, después habían recogido del granero de su hermana un barril de 55 galones y en el auto de Joe lo habían llevado hasta el río. Una vez ahí Joe lo había obligado, a punta de pistola, a cavar una fosa y cuando abrieron el barril dentro estaba el cadáver de Hazel. Siempre bajo amenazas, lo había obligado a ayudarlo a desmembrar el cadáver. Una vez enterrado este Ball arrojó la cabeza de Hazel a la fogata.
Cuando lo interrogaron sobre Minnie Gotthardt, dijo que Joe la había llevado a Ingleside, cerca de Corpus Cristi, donde después de beber en cantidad, le había pegado un balazo en la cabeza. Joe la mató porque descubrió que estaba embarazada y no quería que esto interfiriera en su relación con Dolores. Ambos la enterraron en la arena.

Las pruebas que se supuso en su momento serían incriminatorias.
El 14 de octubre de 1938 fue encontrado el cuerpo de Minnie donde Wheeler había dicho que estaría.

Cuando fue interrogado sobre la desaparición de las otras chicas negó saber algo al respecto. Wheeler se declaró culpable de complicidad bajo amenazas y fue condenado a dos años de prisión.
Entre las cosas que se encontraron el la taberna de Joe estaba un álbum con fotografías de docenas de mujeres, nunca se comprobó que Ball las hubiera conocido realmente, pero según el alguacil J. W. Davis podría ser la pista de varios otros asesinatos.
En cuanto a Dolores, fue localizada varios meses más tarde en California, a donde había huido para comenzar una nueva vida. También fue encontrada en Phoenix, Arizona, otra de las chicas supuestamente desaparecidas. Los caimanes de Joe terminaron en el zoológico de San Antonio.
Thierry Paulin - El Monstruo de Montmartre
El 5 de octubre de 1984 dos hombres atacaron a una anciana de 91 años robándole todos sus ahorros tras atarla, amordazarla y golpearla. Cuando la encontraron, su estado de nervios era tal que fue incapaz de proporcionar una descripción de los agresores.

Ese mismo día otra anciana de 83 años era atacada en un distrito vecino, pero la mujer no contó con tanta suerte como la anterior, pues la atacaron golpeándola fuertemente y la asfixiaron posteriormente con una almohada robándole la pequeña cantidad de 200 francos. El cadáver fue encontrado atado con la cuerda de una cortina.
Cuatro semanas más tarde fue hallada otra mujer, esta vez de 89 años, asfixiada con una bolsa de plástico y a la que le faltaban unos 500 francos y un reloj valorado en 300 francos.
A partir de ahí los crímenes se volvieron más violentos y de una crueldad extrema. La siguiente víctima fue una maestra jubilada de 71 años, quien tras ser amordazada y maniatada con un cable, fue golpeada con tal fuerza que tenía la nariz y la mandíbula rotas. Habían utilizado una bufanda para estrangularla. La autopsia revelaría posteriormente que la mayoría de los huesos de la parte derecha del cuerpo se hallaban destrozados. El asesino se llevó unos 10,000 francos.
Dos días después se encontró un nuevo cadáver. Una mujer, de 84 años, había recibido varios golpes en el rostro, luego le dieron una mortal paliza y la torturaron hasta la muerte. Tenía la boca y la garganta abrasadas por ácido; la habían obligado a ingerir sosa cáustica, quizá para que confesara dónde guardaba el dinero. Se calcula que el botín fue de unos 500 francos.
Así continuaron los crímenes en días sucesivos hasta alcanzar la terrible cantidad de ocho mujeres brutalmente golpeadas y asesinadas en tan sólo cinco semanas.

La policía apenas podía realizar la inspección ocular del lugar de un crimen cuando ya se le notificaba de otro caso.

Buscando al Asesino
El robo de dinero parecía ser el único móvil de aquellos crímenes brutales, pero las cantidades eran tan ridículas que la policía pronto desechó la idea. Cuando la policía parisina intentó trazar un perfil del asesino de ancianas le resultó muy complicado, pues aquellos crímenes no encajaban en ningún modelo conocido. El asesino no tenía móvil sexual, pero sí era desconcertante el sadismo y la brutalidad demostrados en los crímenes.
Los investigadores dedujeron en seguida que se trataba de una persona sin empleo fijo, debido a las horas en que se cometieron los asesinatos, y que ésta tenía una buena presencia física o que era una persona "encantadora" a primera vista, pues nunca se hallaron cerraduras forzadas ni puertas golpeadas. Por las heridas de las víctimas, también pensaron que se trataba de alguien joven y robusto, pero todo eso no era suficiente para atrapar con rapidez al asesino reincidente.
Los asesinatos de las ancianas se convirtieron en el tema de conversación principal de todo París y provocaron las protestas y manifestaciones de la población en contra de los delitos violentos. Poco a poco el pánico comenzó a extenderse por la ciudad y se tomaron medidas de emergencia, como un espectacular despliegue de policías procedentes de varios departamentos en las zonas que el asesino acostumbraba frecuentar, teléfonos de socorro por si alguien veía algo extraño, asesoramiento destinado a las personas mayores, etc.
En el verano de 1986, dos años después de su comienzo, el asesino había acabado con la vida de dieciséis ancianas, hasta que pasó un período sin que se cometiese ningún crimen de ese tipo en la zona. Los agentes no podían llegar a sospechar siquiera que el asesino en serie tan temido se encontraba por aquel entonces entre rejas detenido por venta de cocaína. Ese hombre se llamaba Thierry Paulin.
Como se creo el Monstruo Thierry Paulin nació el 28 de noviembre de 1963 en la isla caribeña de La Martinica, y al poco tiempo de su nacimiento su padre abandona la familia. Su madre, de 17 años, lo envió con su abuela quien dirigía un restaurante y no tenía tiempo para atender a su nieto; pasó los primeros años de su vida desprovisto de todo afecto familiar, convirtiéndose en un muchacho difícil y violento.
Unos años después su madre se casa con otro hombre y tiene tres hijos con él, pero el hombre pronto se cansa del carácter de Thierry y lo envía a Francia con su verdadero padre, lejos de la familia. Pero éste también estaba casado y con dos hijos, por lo que tuvo que aprender a integrarse en una nueva familia, sin tan siquiera conocer a ese señor que decía ser su padre.
A los 18 años, cuando se encontraba haciendo el servicio militar, entró en un supermercado y después de amenazar a la propietaria con un cuchillo de carnicero huyó con todo el dinero de la caja. La mujer logró identificarlo, Thierry fue detenido y pasó una semana en la cárcel.
Al acabar el servicio militar, Thierry se instaló en París, integrándose rápidamente a la comunidad de homosexuales y consiguió un empleo en un club nocturno especializado en shows travestis. Allí conoció a su primer compañero sentimental Jean Mathurin.

Comenzó su carrera criminal a muy temprana edad.
En ese local Thierry hacía a veces actuaciones travestis, e incluso invitó a su madre a ver el espectáculo; quien impresionada de ver a su hijo con ropas de mujer se retiró antes de que acabase, rechazando así su homosexualidad.

Mientras tanto, Thierry y su novio decidieron irse a vivir juntos y se instalaron en un hotel. En aquella época la pareja vivía con todos los lujos posibles, comían en restaurantes lujosos y se dejaban ver en todas las fiestas y clubes de moda. Pero el dinero se les acabó pronto y la buena vida con él, entonces comenzaron las crisis de pareja, las escenas de celos y las discusiones.

Se vieron obligados a buscar un alojamiento más barato ya que tenían muchas deudas, así que Thierry se vio forzado a cometer pequeñas estafas, a traficar con drogas y a robar tarjetas de crédito para buscarse la vida y pagar sus numerosas deudas acumuladas.
En París vivía de noche en clubes donde a nadie le extrañaba su comportamiento, y allí podía asesinar una y otra vez sin despertar la curiosidad de nadie.
Su predilección por las mujeres mayores nunca fue explicada. Tal vez su niñez estuvo poblada de ancianas que no cesaban de juzgarlo y corregirlo, y quiso liberar a París de aquellas odiosas mujeres.
Su constante preocupación era llamar la atención de los demás, estar siempre rodeado de gente e invitarlos a sus fiestas, lo que le proporcionaba gran cantidad de amigos de conveniencia ganados a base de comprarlos con alcohol y cocaína. De hecho, una vez en la cárcel, Thierry se dedicaba a recortar las notas de prensa que hablaban de él. Siempre narcisista, su aspecto físico continuó siendo su gran obsesión.
Antes de ser encarcelado se le habían tomado unas muestras de sus huellas dactilares, pero por aquel entonces los sistemas informáticos de que disponía la policía eran bastante limitados, por tal motivo eran los mismos agentes los que realizaban la dura y larga tarea de comparar todas las huellas digitales. Para empeorar las cosas, Thierry había sido arrestado no en París, sino en otro distrito, y las huellas las habían guardado en otros archivos. Además, el delito por el que había sido inculpado no requería el cotejo en los mismos archivos con las huellas de los inculpados por delitos de agresión u homicidio; por el momento ninguna prueba lo inculpaba, y nadie podía imaginar que ese hombre era el asesino de las dieciséis mujeres.
Como se logró encontrar a Thierry
Cuando Thierry obtuvo la libertad tras estar doce meses entre rejas por venta de drogas, reanudó su vida y sus viejas costumbres. Una de ellas, fue la de seguir asesinando; mientras, la policía de París seguía investigando los crímenes.
Pero esta vez los agentes contaban con un as en la manga: la primera víctima de Thierry, la señora de 91 años a la que había atacado para robarle sus ahorros, se había ido recuperando del trauma y tres años después les proporcionó una detallada descripción del agresor.
Inmediatamente se distribuyó su retrato robot (hablado) por todas las comisarías de París y sus alrededores y al poco tiempo Thierry era identificado y detenido.
Tras comprobar que sus huellas correspondían con las tomadas en los lugares de los crímenes, fue interrogado sin interrupción durante cuarenta y tres horas seguidas por la Brigada Criminal, y terminó confesándose autor de más de 20 crímenes.
Lo que dejó atónitos a los policías, era la indiferencia con la que Thierry describía los mismos, absolutamente incapaz de comprender la terrible gravedad de lo que había hecho. Para él, la vida de un ser humano carecía por completo de valor.
Las razones que llevaron a Thierry a cometer aquellos crímenes continúan siendo un misterio, por lo que los psiquiatras tuvieron que hacer un retroceso a su infancia para tratar de ver más claro.
En realidad jamás tuvo un hogar, ni una familia que le quisiese y se preocupase por él. Antes de llegar a la adolescencia ya lo habían custodiado tres personas: su abuela, su madre y luego su padre, pero todos se lo fueron quitando de encima poco a poco, lo que Thierry interpretó como un rechazo. Por otra parte, su inclinación homosexual había despertado un desprecio general en su entorno. Privado de todo cariño, no sentía hacia los mayores ningún respeto. Se negaba a ser como todos los adultos que conocía, pues eran indignos de su confianza y respeto, y continuó siendo un niño reservado, desafiante y violento. La falta de amor le había endurecido hasta el punto de ignorar el sufrimiento, tanto si él era víctima o agresor, no tenía piedad. Lo demuestran sus posteriores declaraciones a la policía: "Yo sólo ataco a los débiles".
Acabó confesando que no siempre actuaba solo y que su amante Jean Mathurin había tomado parte en los primeros crímenes.
Finalmente, en el juicio se le acusó por asesinato y robo con violencia en dieciocho ocasiones. Mientras cumplía condena, el 16 de abril de 1989 fallecía en su celda, enfermo de sida cuando sólo contaba con veintiséis años.

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